Logia Tradición y Progreso Nº 24 celébra el bautizo de luvetones


Como cada año, la mañana de este Sábado 27 de junio se llevará a cabo en la sede de la Respetable Logia “Tradición y Progreso Nº 24”, ubicada en Porlamar, el bautizo de luvetones.

Alfonso Mejía, representante de la Logia “Tradición y Progreso Nº 24”, explicó que es una ceremonia masónica que se realiza cada año en el solsticio de verano.

En esta oportunidad, informó Mejía, serán bautizados (o adoptados) cuatro luvetones con edades comprendidas entre 4 y 18 años.

“Este es un acto de gran relevancia e importancia la cual realiza la masonería cada año. Es el bautizo o adopción de los hijos de los masones y en su oportunidad la gran logia autoriza que puedan ser nietos o sobrinos”, explicó Mejía.

El maestro durante el desarrollo de la ceremonia trasmitirá con sus palabras a niños y jóvenes, el deber que tienen de vivir abrazando los principios de la solidaridad y amor fraternal y otros nobles principios que distinguen a la orden masónica.

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El Guarda Templo


El Guarda Templo, como su nombre lo indica, es un oficial de la logia, cuya misión esencial es “guardar el templo de la indiscreción profana”.
Ahora bien, analicemos esta misión en detalle. Las primeras preguntas que saltan a la mente son ¿Qué significa “Guardar el Templo”?; ¿Cuál “templo”? ¿Qué “indiscreción profana”? ¿Por qué hacer todo esto? Más adelante en el devenir del artículo, hablaremos de cada una de estas preguntas.

Haciendo un poco de historia ligera de la masonería, y retrayéndonos muchísimos años atrás, cuando la masonería era operativa, las logias necesitaban mantener sus conocimientos a buen resguardo, pues de seguro, había competencia en el arte de construir tallando la piedra, entre los diferentes maestros. Ya que las habilidades y novedosas técnicas, hacían más solicitados o no a los maestros y en general a los obreros de un taller. Por ello las logias (cuando aun eran simplemente las pequeñas construcciones que se hacían para reunir las herramientas y donde los obreros, comían y practicaban las técnicas nuevas que aprendían de los maestros), dejaron de ser simples cobertizos y se convirtieron en pequeñas construcciones cerradas, donde solo podían entrar los obreros de la obra y allí sentirse confiados de que sus acciones no serian vistas u oídas por otros que no trabajaban en la construcción; evidentemente, era necesario un guardia, que vigilara celosamente que nadie que no debiera estar, ver o escuchar lo que sucedía dentro, pudiera hacerlo. De allí el concepto de guardia, sin duda, en primer lugar, exterior y posteriormente exterior e interior.

Más adelante, cuando ya esto era una costumbre generalizada, el Guarda Templo Exterior, debió manejar perfectamente un lenguaje de códigos, que le permitieran dar alerta temprana y reservada de la cercanía de intrusos
Éste debía ser un código discreto que permitiera la comunicación aun en presencia misma del que se acercaba a la logia, cuando dentro se estaba dictando alguna instrucción. Ello implica que hoy el Guarda Templo Exterior, es quien reteja, pues el debe certificar que quien está a las puertas, está habilitado para permanecer allí, con lo cual, debe por tanto, conocer todos los posibles códigos a ser usados (signos, palabras y tocamientos en todos los actuales grados).

Usaba entonces el Guarda Templo Exterior, un sistema de toques en la puerta, así como toques con el que se acercaba, un lenguaje o palabra de pase, así como de ser necesario, una discreta señal que permitiera ver a distancia que quien estaba a las puertas podía o no entrar en la logia. He allí, signos palabras y tocamientos actuales y su posible origen lógico.

Históricamente, podemos hablar de que con el advenimiento de una puerta que se cerraba, aparece necesariamente el Guarda Templo Interior, o el llamado retejador que, en efecto y como se narra en muchas anécdotas, estando en la parte interior de la logia, discretamente levantaba una de las tejas del pequeño recinto para ver hacia fuera y comunicarse con el Guarda Templo Exterior, terminando por volver a colocar la teja en su lugar al terminar la estancia en la logia.

Así estas dos figuras y sus claras funciones, tenían importancia extraordinaria en todas las logias, pues ellas garantizaban que no se escaparan de ellas los secretos del oficio que allí se impartían.

Con una clara función de dominio sobre un espacio no definido físicamente, pero que era acordado, de alguna manera entre los dos, donde ambos estaban en contacto entre sí, para poder comunicarse, con la discreción necesaria, dando cumplimiento a su función de guardar las actividades que se sucedían en el interior de los recintos, y por tanto, protectores del secreto del oficio.

La modernidad y una comprensión más clara de lo que son las logias modernas, ha hecho que en muchos casos, la figura del Guarda Templo Exterior no sea tan usada en la actualidad, con lo que no quiero decir que no tenga hoy en día razón de ser. Muy por el contrario, en mi criterio personal, debería ser uno más de los cargos en las logias y más aun, me atrevo a adelantar que, es quizá el cargo más importante para quien está haciendo un trabajo real sobre sí mismo.

Hoy en día, cuando la masonería es especulativa, el Guarda Templo adquiere particular relevancia, y una especial fuerza que se le debe reconocer. Pero antes de pasar a explicar esto regresemos a las preguntas iniciales y demos algunas respuestas. Las preguntas iniciales que inquietan a todo el que está haciendo un primer acercamiento a la masonería más profunda y menos apoyada en la forma, a aquel que quiere ir más al fondo del símbolo, tienen una infinidad de respuestas, pero en este artículo, voy a expresar algunas de ellas, conocidas desde la práctica y la observación. En cuanto a ¿Qué significa “guardar el templo”?, tenemos que mirar ¿Qué templo debe guardarse? y ¿De qué y porque debemos guardarlo?, así que es imposible no concatenar todas estas preguntas, ya que una respuesta va inmersa en las otras.

Para comenzar entonces, acordemos que el templo físico, en el cual trabajamos los masones, no es más que una representación o una recreación del verdadero templo, que somos nosotros mismos.

La diferencia es, en todo caso, que en el templo físico en el que trabajamos representa el cuerpo físico de un ente colectivo que formamos todos los que estamos en la tenida. Así pues, dicho en pocas palabras, el guarda templo cuida que no entre al templo físico nadie que no pertenezca o este invitado a integrar el ente que se forma en tenida.

La base de la formación del ente al que me refiero, está en la kabalah, que como sabemos es la configuración que se adopta en el templo. Cargos y funciones en logia no son más que representación de las sefirot del árbol de la vida sobre la cual está basado el estudio de la kabalah, y cuya función trascendente es representar un combate, pero no un combate físico, sino un combate que forma parte de una guerra de argumentos que se presenta entre las diferentes actores de la recreación y sus diferentes visiones. Sin embargo, y más allá de esto, la representación del rito es un ejercicio de escape que usando la razón nos distrae y nos permite salir de la misma, a través de los dialogo establecidos.

En todo caso, este ente así formado, siendo un ente ideal debería estar libre de vicios y lleno de virtudes, por lo que la misión del guarda templo es aislar el templo donde nos recreamos, de la entrada de esos vicios, que deben quedar fuera. Así pues, la indiscreción profana, no es más que los vicios extraños a un ente puro y divino, emanado directamente de la luz, como debería ser el que se forma en la tenida. Los tiranos y la tiranía sobre la cual, debe el masón combatir en toda circunstancia, son justamente los vicios y todo lo que ellos traen consigo. Esta allí la importancia y la trascendencia del Guarda Templo en la logia.

Pero es irremediable que la pregunta surja, ¿Cómo puede el Guarda Templo, hacer este trabajo?

Es aquí donde adquiere su trascendencia mayor la teoría del espejo; en la que siendo incapaces de mirarnos a nosotros mismos, reconocemos en otros, lo que está dentro de nosotros; por lo que, el Guarda Templo está obligado por su función, a dejar fuera del templo de la recreación sus propios vicios, a fin de que los hermanos al entrar no puedan reconocer en él vicio alguno y por ende no reconozcan en ellos otra cosa que virtudes. Difícil trabajo, si no imposible el del Guarda Templo, ya que como reza el texto bíblico, quien esté libre de pecado, que lance la primera piedra.

La justificación de lo que aquí planteo, esta precisamente en la misma teoría del espejo, pues el espejo directo del Guarda Templo es justamente el Venerable Maestro y no otro, mismo que representa la luz en el taller. Así que nuestro Guarda Templo se encuentra en la oscuridad y es por ello que su espada es una verdadera arma, que le permite entablar combate real contra los vicios que en el puedan habitar, más aún estando solo, abandonado en el malkuth, en el reino propiamente dicho, está en la materia, quizá el campo de batalla más cruento. El Guarda Templo, en nuestra logia es el hombre solo, caído, expulsado del paraíso por sus vicios y que se encuentra ahora luchando solo por volver a este, pero a diferencia de los demás, si se ha hecho conciencia, reconoce que habiendo estado en el paraíso, fue expulsado de este debido a los errores cometidos, debido a los vicios, que inevitablemente habitan en el, justamente por ser el mismo una imagen de la divinidad y no esta en sí misma.

Lo antes expuesto ya deja al lector intuir, si es acucioso, que el cargo de Guarda Templo debe ser ocupado, solo después de haber sido Venerable Maestro; e incluso, me atrevo a decir que, inmediatamente después de cumplido este honroso cargo, para que haya el efecto adecuado en la psiquis del hombre, de haber sido expulsado del paraíso, por sus errores, puesto que habiendo osado ser la luz del taller, después de su ejercicio y su mejor esfuerzo, con intención sana y desinteresada por serlo, se ha dado cuenta de que no ha podido hacerlo, pues todos somos iguales, somos simples hombres.

Puede así ser consciente del trabajo que se avecina siendo Guarda Templo, consciente de su minusvalía ante la luz, pero en lucha constante por acercarse a esta.
No en balde el principio hermético que señala “conócete a ti mismo”. El Guarda Templo es pues, un hombre que habiendo sido osado, al punto de pretender ser la luz del taller, ahora conociéndose a sí mismo, ha notado que sus vicios no le permiten tal osadía y regresa al reino, vale decir, a la tierra a hacer su trabajo de rectificación, ahora conociéndose un poco más, para intentar hacerse digno de volver a entrar en el paraíso perdido.

Queda aquí la duda de que el hombre adámico original fue expulsado, y el cargo de Guarda Templo, por el contrario, no es producto de una expulsión o castigo. Sin embargo, si se ha hecho el trabajo bien; si realmente hemos tratado de conocernos a nosotros mismos, veremos que esa salida del paraíso de forma voluntaria, es de hecho, un reconocimiento de la propia minusvalía, frente a la osada pretensión de haber querido ser la luz del taller. Recordemos a este punto que el trabajo es de carácter voluntario y simbólico, con lo cual todo lo que hacemos es una simple emulación, que nos permite jugar una carambola a la razón y dejar que fluya lo que está en nosotros, para que pueda ser visto y deje de estar oculto a nuestros ojos.

Un guarda templo, es entonces un oficial que nos resguarda de la indiscreción de los profanos, pero más aun cada uno de los oficiales en logia es un Guarda Templo, pero cada uno de un aspecto diferente, que sumado a los demás configura el ente colectivo que se gesta en la tenida. Así, el maestro de ceremonia, es un guarda templo de la ceremonia, un diacono es un guarda templo de la palabra sagrada que le es confiada, un tesorero, es guarda templo de los activos de la logia, un hospitalario es guarda templo del bienestar de los Q:.H:., un secretario, guarda templo de la historia, un orador, guarda templo de las leyes y la oratoria, y así como ellos, cada uno de los oficiales en logia son guardas de sus respectivos templos, manifestados en el ejercicio de sus funciones.

Nicolás Quiles

M:.M:.P:.M:.

R:.H:.R:. A:.C:.L:.G:.L:.R:.B:.V:.(2011-2013)

V:.M:. Res:.Ben:. y Cen:. Logia “Estrella de Occidente” No. 50 (2011-2012)
Masonería y simbolismo
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El Maestro Masón



  El grado tercero, o de maestro, constituía el coronamiento de la iniciación masónica.
Se consideran como propios del mismo «los estudios filosóficos y teológicos más elevados, y muy especialmente la inmortalidad del alma».

 El núcleo del drama representado en rito de iniciación al grado de maestro giraba en torno a la muerte y resurrección de Hiram, donde quien era iniciado interpretaba al personaje de Hiram del que se ocupa la Biblia en el libro de los Reyes (7, 13-48). Hiram era hijo de un tirio, obrero del bronce, y de una viuda de la tribu de Neftalí. El rey Salomón le contrató para trabajar en construcción del templo. Hiram colocó las columnas delante del vestíbulo del santuario y a la de la derecha le puso por nombre Jakin, y a la de la izquierda Boaz (I, Reyes, 7, 21-22). Jakin era el nombre del gran sacerdote asistente que ofició en la consagración del templo, en tanto que Boaz (Booz) era el bisabuelo del rey David.

Otros autores prefieren la traducción hebrea de Jakin: «Él establecerá» y Boaz: «En la fuerza». Palabras que unidas significarían «Dios estableció en la fuerza, sólidamente, el templo». A veces se establecieron atrevidas analogías entre la leyenda de Hiram y la narración de la muerte-resurrección de Jesús, evocando a la vez los mitos de Adonis, Proserpina, Osiris y de otros personajes legendarios. Escena de la muerte del maestro Hiran. Año 1848, colección Manshell, Londres Según describe la leyenda masónica, el rey Salomón había confiado a un arquitecto llamado Hiram, de origen tirio, la dirección de las conteras para la construcción del Templo de Jerusalén. Este arquitecto fenicio estableció una escala jerárquica entre los constructores que tenía a sus órdenes dividiéndolos en aprendices, compañeros y maestros. Una palabra misteriosa permitía a los maestros reconocerse entre sí y distinguirse de los demás.
Un día, cuando Hiram inspeccionaba a solas el estado de los trabajos, tres compañeros criminales le tendieron una emboscada para tratar de arrancarle aquella palabra y, ante su negativa, lo asesinaron. El primero le golpeó con su regla, el segundo con su escuadra y el tercero lo derribó de un mazazo en plena frente.

Los masones fieles, al cabo de una búsqueda dolorosa, descubrieron el cadáver en un otero del que brotaba una rama de acacia. La leyenda termina con la resurrección del cadáver de Hiram, gracias a la realización de ciertos gestos rituales. Los criminales de la leyenda representaban la ignorancia, el fanatismo y la ambición, por tanto, la instrucción, la tolerancia y el perfeccionamiento moral debían ser los pilares fundamentales del Templo de Salomón. El edificio a construir, simbolizado por dicho Templo, exigía la muerte del hombre viejo y un renacer de un hombre nuevo. En distintos rituales, la leyenda de Hiram se asociada a determinadas comprensiones astrológicas, emparentadas con la posición del sol respecto a la tierra. Los tres malos compañeros que asesinaron a Hiram, le impidieron huir del Templo de Salomón cerrándole el paso por las puertas del sur, de occidente y de oriente sucesivamente (J. y C. Ruiz, Ritual del Maestro Masón…, o. c., pp. 58-60). En esos tres puntos le asestaron un golpe con la regla, la escuadra y el mallete, respectivamente, hasta que cayó muerto en oriente. Los tres viajes realizados en la huida eran vinculados a la marcha del sol, que desaparecía en otoño para luego recuperarse en las estaciones siguientes: «Este astro (el sol) recibe el primer golpe a la puerta del Sur, porque su brillo esplendoroso de los días de estío disminuye a la llegada del equinoccio de otoño: a la puerta del Norte recibe el segundo golpe, o sea el decrecimiento progresivo del día, y por fin el golpe mortal a la puerta de Oriente, donde tiene lugar su menor duración o solsticio de invierno. El Sol, con Hiram, muere aparentemente para mostrarse luego con nuevo vigor» (J. y C. Ruiz, Ritual del Maestro Masón…, o. c., pp. 71). Todos los rituales coincidieron en otorgar una dimensión cosmológica al mito de Hiram, personaje al que frecuentemente identificaron con el sol y el triunfo definitivo de la luz. Con el grado de maestro se cerraba el ciclo formativo de la masonería simbólica, que atendía las tres dimensiones fundamentales del hombre: ética, intelectual y teológica. Los distintos ritos practicados en España se componían de grados superiores variados, que no tenían otra misión que la de hacer comprender el esoterismo de los tres grados simbólicos. Algunos de ellos continuaron desarrollando la leyenda de Hiram, otros se inspiraron en el iluminismo alemán, en el templarismo, en la cábala, en el rosacrucismo o en otros motivos diversos. Con el fin de evitar confusiones terminológicas entre el cargo de maestro y el grado del mismo nombre, durante el gran maestrazgo del Duque de Clermont el presidente de la logia pasó a denominarse Venerable Maestro.
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¿Por qué mueren algunas Logias?


 1. Por no asistir a las tenidas.

2. Por falta de energía del Venerable.

3. Por la falta de actividad del Secretario.

4. Por falta de empeño en el Tesorero.

5. Por no concurrir nunca a la hora reglamentaria.

6. Por no querer aceptarse cargos.

7. Por estar siempre dispuesto a criticar y nunca dispuesto a obrar.

8. Por tratar de encontrar siempre algún defecto en el trabajo de los funcionarios y oficiales.

9. Por disgustarse si no hacen a uno, miembro de alguna comisión.

10. Por no desempeñar nunca su cometido sí acepta, “por no negarse” algún cargo en Logia.

11. Por no emitir franca y leal opinión, en los asuntos en que se es consultado y decir después que las cosas debieron hacerse de tal o cual manera.

12. Por pensar y decir que la Logia está manejada por una “camarilla” cuando los funcionarios y oficiales trabajan en cumplimiento de su deber.

13. Por ser intemperante, áspero, vanidoso y muy lleno de amor propio para no reconocer sus propios errores.

14. Por hacer uso de la palabra para agredir o tratar asuntos políticos o religiosos que son prohibidos.

15. Por creerse perfecto, infalible y superior a los demás.

16. Por aspirar a todos los derechos y no cumplir jamás con ninguno de los deberes.

17. Por no observar en nuestra vida civil, la conducta que debemos observar con los hermanos y hermanas.

18. Por no saber respetar las opiniones ni los derechos masónicos, civiles, económicos y sociales de todos los hermanos y hermanas.

19. Por creer, que sólo nuestro hermano o hermana tienen, obligaciones, y nosotros, sólo tenemos derechos.

20. Por sembrar resentimientos entre los miembros.

21. Por halagar la vanidad de un hermano o hermana con perjuicio de otro hermano o hermana.

22. Por discutir sin ilustrar.

23. Por trabajar siempre en familia.

24. Por hacer monótonas las tenidas.

25. Por negar sistemáticamente todo esfuerzo en bien de la Logia.

26. Por falta de disciplina.

27. Por convertir la Logia en una sala de tertulia después de abiertos los trabajos.

28. Por hacemos eco de versiones contrarias a un hermano o hermana en vez de defenderlo.

29. Por convertir en semillero de rivalidades y odios lo que debe ser un surco compacto de fraternidad y de perenne armonía.

30. Por decir hipócritamente en Logia “el Q∴H∴ fulano” y decir malamente en la calle “el pícaro fulano”.

31. Por ser intransigente en todo, hasta en pagar las cuotas.

32. Por querer ser siempre Venerable de la Logia o cuando menos Vigilante; pero nunca Secretario o Tesorero o Guarda Templo.

33. Por apatía y falta de lealtad a lo jurado.

Tomado de: “Prontuario Dialogado de la Masonería”

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