LA CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO SAGRADO:La Constitución de una Logia



«¿Dónde te has hecho Masón?» «En el interior del cuerpo de una Logia de Masones, justa y debidamente constituida, reunida en un lugar representando el . . . . . . del T. del R.S. amueblada con el V. de la S.L., la E. y el C. junto con una carta de dispensación de alguna G.L. de jurisdicción competente autorizando el trabajo». Tal es la respuesta dada por un M. cuando se hace la pregunta.
El ha encontrado su camino dentro del Sancta Sanctorum (S.S.) del T. del R.S., y hecho mucho progreso desde que la primera pregunta de importancia fue efectuada en su primera iniciación en los misterios. Luego la pregunta vino de aquel que lo estaba apadrinando en razón de su propia inhabilidad aún para saber lo que realmente estaba haciendo: «¿A quién tienes allí?»
«A un pobre candidato que está en la obscuridad respecto a los secretos de la Masonería, y está deseoso de ser conducido de la obscuridad a la luz y de recibir una parte de los derechos, luz y beneficios de esta Venerable Logia (V.L.), erigida a Dios y dedicada a la memoria de los Santos Juanes1 como todos los compañeros y hermanos que han hecho este camino antes que él».
La consideración de estas afirmaciones ponen de manifiesto los siguientes hechos en conexión con la Logia. La Logia debe estar:
1. Justa y debidamente constituida.
2. Erigida a Dios.
3. Dedicada a la memoria de los Santos Juanes.
4. Amueblada con el V. de la S.L.
5. Poseyendo una carta o dispensación de alguna adecuada G.L.
Podría ser aconsejable aquí definir las ríos palabras: «Logia » y «Constitución», de manera que la verdadera significación puedan aparecer correctamente en nuestra mente. Una Logia es ante todo, un lugar donde se reúnen los masones, y allí se dedican al trabajo de la Obra prosiguen con la tarea de construir el Templo del Señor, y así entrar, pasar y elevarse como masón. Es especialmente un lugar para trabajar, para asumir responsabilidad y pura las actividades conjuntas de los masones reunidos pura trabajar en doble forma y bajo el correcto control.
Una Logia es también un símbolo, o una forma exterior y visible de una realidad espiritual interior. Esto es olvidado con frecuencia por el masón término medio, que se niega n reconocer su base espiritual, estando ocupado enteramente con sus implicaciones éticas. Esta definición nos hace reflexionar y nos conduce al verdadero trabajo de la Masonería mientras ella prosigue en la próxima Nueva Era, uniendo «aquello que está dentro, con aquello que está afuera», y enlazando el mundo de lo tangible y conocido con aquel de las intangibles e invisibles realidades. Los masones están enfrentados a esta terna hoy.
Ellos deben ocuparse de que aquello que está debajo y es visible esté alineado con precisión con el diseño que ha sido colocado sobre el T.T. por el G.A.D.U. Es por esta razón que el díseño sobre el T.T. es llamado una Logia por algunos grupos de MM.MM. La definición de una Logia como lugar de encuentro para los masones es una de sus implicaciones menos importantes. Es predominantemente la representación de una condición invisible, actividad o esquema; es el símbolo de algo que puede ser conocido, pero para lo cual es necesario tener una debida preparación.
Los masones no serán fácilmente admitidos en los Misterios de la Obra. Esta es una representación pictórica o materialización, de los planes de Dios para la humanidad, revelados claramente al hombre cuando es capaz de interpretarlos correctamente a través de los símbolos ricamente manifestados en el Templo, en los rituales y en los diseños colocados sobre la P.T. Esto corresponderá, por lo tanto, a una asamblea de hermanos que se reúnen en debida forma, para estudiar las verdades internas, o misterios, que —cuando se comprendan— permitirán al hombre cooperar más vital y útilmente con el propósito, divino.
La Constitución de una Logia debe entonces, conformarse a estos requerimientos, y estar en línea con el propósito interno. Este hecho esté emergiendo constantemente en la mente de los masones pensantes de hoy en día y este nuevo interés se traslada al mundo subjetivo del significado y los valoren.
Esto indica la nueva literatura masónica. Los hombres no están satisfechos con reunirse en un salón adornado con símbolos para participar en rituales curiosos e inusuales, y dedicar su tiempo, pensamiento y dinero a algo que carece de vital significación y que no los conduce a una real comprensión o recompensa, excepto la inculcación de esa moralidad, caridad, aprendizaje benevolencia y fraternal relación que permiten el nombre pasar, libre y aceptado, dentro de la Logia en lo Alto. Estas recompensas tienen su inestimable valor, pero ellas no son únicas pues son también atributos y objetivos de todos los hombres buenos, y que caracterizan la enseñanza de todas las religiones del mundo.
Algo más debe descubrirse y probarse acerca de la Masonería, si ella ha de conservar su autoridad mucho más tiempo en el corazón y la mente de los hombres. Existen casi cinco millones de masones hoy en el mundo que trabajan bajo el Rito de York o el Rito Escocés, y su inteligencia no estará satisfecha para siempre con la presentación de un ritual sin significado de verdades desconocidas. Este concepto se pone de manifiesto en mucha de la literatura especulativa del presente, y esta llevando a todos los verdaderos masones a otras líneas de pensamiento más profundo en el mundo de las ideas y del significado interno, como nunca antes. La palabra «Constitución» contiene dos inferencias vitales.
Ella proviene de dos palabras latinas: «statuere», aquello que está puesto o establecido, fijado o determinado, y «con», significando juntos o al unísono con otros, de aquello establecido o fijado. Los masones deben unir este pensamiento con el nombre de uno de los P. que se encuentra sobre el P. del T.S. Su significado es «Él establecerá ». La idea emerge de una predeterminación en la mente del Más Elevado, de aquello que debe ser establecido a través de la constitución de una Logia; este divino propósito o plan pone de manifiesto la cooperación (el establecer juntos) entre el G.A.D.U. y Sus constructores de la Obra, reunida para trabajar en una Logia.
Ello muestra la cooperación entre todos los miembros de la Logia, para esa unida formación que se necesita a fin de establecer, fijar y materializar el plan. También una Logia está debidamente constituida cuando está correctamente «establecida» la utilización de la expresión adecuada. En conexión con este trabajo de la Logia debidamente constituida y trabajando firmemente con la idea básica puede ser útil dar aquí ciertos pensamientos claves. Ellos arrojarán luz sobre todo el tema, y traerán iluminación al masón que está correctamente orientado hacia el Oriente. Las siguientes antiguas afirmaciones (dadas en el orden de su significación), pueden resultar de verdadera utilidad. Ellas no están aquí, sin embargo, dadas en el orden usualmente diseñado:
1. Que aquello que está abajo, sea como aquello que está arriba.
2. Hay un esquema, ubicado en los Cielos, al cual la humanidad debe eventualmente conformarse.
3. Tres M.M. gobiernan una Logia.
4. Cinco M.M. dan forma a una Logia.
5. Siete M.M. constituyen una Logia de Masones
6. Siete M.M. la hacen perfecta.
7. Entremos en la luz, pasemos de lo irreal a lo real, y seamos elevados a la vida.
Estos son los aforismos más importantes en la Masonería. Pero durante tanto tiempo la forma exterior de la Masonería atrajo la atención de los hermanos, que es difícil para muchos reconocer
que todo lo que poseemos hoy es una forma simbólica que en el presente constituye, aunque no reconocidas, verdades espirituales internas. El tiempo debe llegar en el que ese CENTRO del cual la PALABRA surgió —esa PALABRA que fue confiada a los tres G.M.: el R.S., Hiram Rey de Tiro e Hiram Abiff— será el centro sobre el cual todos los MM.MM. tomarán su lugar, desde donde ellos trabajan. Sólo entonces la P.P. podrá ser recuperada, y el trabajo de la Trinidad de MAESTROS ser realizado sobre la tierra.
Sólo entonces podrá ser visto el Plan en su pureza, y sólo entonces el divino T.T. podrá ser comprendido con el «ojo de la visión». Este es el «ojo único al cual se refirió el gran Carpintero de Nazareth; que, cuando esté activo, permitirá a su poseedor reconocer aquello de «todo el cuerpo está lleno de luz», el significado, masónicamente considerada, de estas palabras de Cristo es a menudo olvidada. Alguna luz sobre el símbolo del «OJO», tan bien conocido en la Obra, puede vislumbrarse aquí.
Desde tiempo inmemorial y en conexión con los antiguos Misterios las palabras, «como arriba, así es abajo» se han pronunciado, o indicado el propósito de toda la tarea masónica. En los Cielos, hay un Templo «eterno, no hecho con las manos». En este Templo preside la Deidad Triuna.
Constituye al modelo de lo que aparece sobre la tierra, o «debajo». Bajo el control de esta Trinidad de Personas, están los Constructores del Templo celestial, y ellos son —simbólicamente hablando—, siete en número.
El «Siete gobernado por el UNO y el Tres». Es por esta razón que «Tres gobiernan una Logia y siete constituyen una Logia y la hacen perfecta». Esto ha sido expresado bellamente para nosotros en las siguientes estanzas, tomadas de los más antiguos escritos, muy anteriores a la Biblia Cristiana. Ellas han sido vertidas en la siguiente forma moderna:
«Que el Templo del Señor sea construido», el séptimo gran ángel gritó. Entonces, hacia Sus lugares en el Norte, el Sur, el Occidente y el Oriente, se dirigieron con paso mesurado siete grandes Hijos de Dios y tomaron Sus asientos. El trabajo de construcción había comenzado.
Las puertas fueron cerradas y custodiadas. Las luces se aminoraron. Las paredes del Templo no podían verse. Los siete estaban silenciosos y Sus formas veladas. El tiempo no había llegado todavía para que la LUZ irrumpiera.
La PALABRA no podía ser pronunciada. Sólo reinaba el silencio entre las siete Formas, el trabajo continuaba. Un llamado silencioso se transmitía de uno a otro. Sin embargo, las puertas del Templo aún permanecían cerradas. . . A medida que pasaba el tiempo, más allá de las puertas del Templo, se oían los sonidos de la vida. La puerta se abrió y la puerta se cerró. Cada vez que se abría, un Hijo menor de Dios entraba, y el poder dentro del templo crecía. Cada vez la luz aumentaba. Así, uno por uno, los hijos de los hombres encontraron comprensión y poder para trabajar.
Ellos entraron por la puerta. Pasaron ante los Siete, levantaron el velo del Templo y entraron en la luz. El Templo creció en belleza, sus líneas, paredes, decoraciones, anchura, profundidad y altura, lentamente emergieron a la luz del día.
Desde el Oriente, una palabra surgió: «Abran la puerta a todos los hijos de los hombres que vienen de los obscuros valles de la tierra y permítanles buscar el Templo del Señor. Dénles la luz. Develen el templo interior y, a través del trabajo de todos los Obreros de Dios, amplíen el Templo del Señor, y así irradien a los mundos. Que entonen la Palabra creadora, y eleven los muertos a la Vida».
Así, que el Templo de la Luz sea traído del cielo a la tierra. Que sus paredes se levanten sobre las planicies de la tierra. Que la luz revele y alimente todos los sueños de los hombres. Entonces, que el Maestro en el Oriente despierte a aquellos que están dormidos. Luego, que el Guardián del Occidente pruebe y traiga a todos los verdaderos buscadores de la luz. Que el Guardián del Sur instruya y ayude a los ciegos. Que el portal del Norte permanezca abierto, pues allí está el Maestro invisible con gesto de bienvenida y corazón comprensivo para conducir al candidato al Oriente, donde brilla la verdadera luz. . .
«Pero, ¿por qué esta apertura de las puertas del Templo? » —preguntaron de entre los Siete mayores los Tres sentados. «Porque el tiempo está maduro; los Obreros están preparados. Dios ha creado en la luz. Sus Hijos ahora pueden crear. No hay nada más que hacer».
«¡Que Así sea!», fue la respuesta de los Tres sentados entre los Siete mayores. «Que el trabajo prosiga ahora. Que todos los hijos de la tierra continúen la labor».
El Templo en los Cielos es entonces presidido por la Deidad Triuna, y este Templo, su dirección y gobierno, su constitución y trabajo, provee el arquetipo y modelo para todo lo que acontece en la tierra. Los Constructores de este divino edificio son — simbólicamente hablando— siete en número, que son gobernados por las Tres Personas de la Divina Trinidad. Esta Trinidad de Personas, Quienes forman la Deidad manifestada, son bien conocidas en todas las religiones del mundo. No es necesario extendernos sobre Ellas.
Hay un reconocimiento universal (acordado en las tierras cristianas) de Dios el Padre, Dios el hijo, y Dios, el Espíritu Santo. Hay igualmente un vívido reconocimiento acordado en India a la misma Trinidad, conocida bajo diversos nombres, de los cuales los más familiares para nosotros son Shiva, Vishnu y Brahma. Nosotros hablamos también de Espíritu, Alma y cuerpo, y esta familiar denominación se refiere a los tres aspectos del ser humano como divino prototipo. La representación de Dios como el Tres en Uno y el Uno en Tres se encuentra en todas partes. En la Masonería, esta misma Trinidad o Triplicidad es conocida como el Más Elevado, el Gran Geómetra y el Gran Arquitecto del Universo. Su actividad unida ha traído a la existencia a la Logia Azul de los Cielos. Esto trae su inevitable reflejo, sobre la tierra.
Todas las religiones del mundo también afirman el hecho de que estos básicos Tres llevan a cabo Sus planes a través de un Septenario de Seres, Cuya energía, fuerza y actividad es la responsable de traer a la manifestación al entero universo. Estos siete son llamados por muchos nombres, siendo el más conocido para los cristianos el de «Los Siete Espíritus ante el Trono de Dios». Ellos son las mismas Entidades que «Los Siete Eones», o las «Siete Emanaciones» de la filosofía griega, cuya diferenciación nos ha enseñado Platón, delineando para nosotros Su trabajo y propósito. Son los siete Rishis o Prajapatis de la enseñanza hindú y la referencia a ellos puede verse en los muchos septenarios encontrados en la mitología, la religión y las antiguas escrituras.
Están representados para nosotros en los siete días de la semana. Los varios nombres por los cuales este septenario básico es conocido, serán reconocidos por todo estudiante de religiones comparadas. Sobre esta estructura está fundada la Logia, y sólo sobre este postulado fundamental puede trabajarse correctamente.
Desde otro ángulo de este tema, el del modo de gobierno, podría señalarse que la voluntad del G.A.D.U. se manifiesta por medio de cuatro leyes. Una ley, desde el ángulo de la naturaleza misma, puede ser considerada, espiritualmente hablando, como el intento divino de actuar en la misma forma que la intención básica de vida que todo ser humano registra en la conciencia cerebral. Esta intención constituye el poder motivador de cada acto corporal, y sobre esta vida básica, así evidenciada, será la coloración de todas las actividades principales y la cualidad del carácter.
Si esto es verdad en el individuo, es igualmente verdad en el G.M. de la Logia en lo Alto. Estas leyes pueden ser llamadas por muchos nombres, y aquí aparece la dificultad del tema. La elección de la terminología es tan amplia y la posibilidad de las muchas frases de verdades análogas es tan vasta, que es muy difícil elegir las palabras atinadas para los diferentes tipos de mente. Todo lo que se puede hacer es separar, de las muchas posibilidades, esa frase especifica de la verdad que atrae individualmente y que está en línea con el propósito básico de estos escritos masónicos.
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Los tres puntos en la firma de un masón




Para empezar con esta plancha, lo hago confesando que en varias ocasiones intenté sentarme a escribir sobre esos tres puntos que cotidianamente puedo encontrarme en la lectura diaria de documentos, y por más que quería hacerlo, siempre puse por delante de mí una barrera académica que me decía ¿cómo es posible escribir sobre un tema tan desconocido para mí?, ¿será que esos tres puntos si tienen una estructura que los sustente?.

Afortunadamente, la red de la información hoy en día nos permite navegar en un mar de conocimientos al parecer infinito, y ese trayecto, pude encontrarme con un guía que me permitió comprender este tema tan importante y representativo para la Masonería mediante triadas, que así no crean, están presentes en nuestra vida a donde quiera que estemos, miremos o hablemos.
Anotaciones sobre los tres puntos.
“Los tres puntos masónicos constituyen el más simple y perfecto emblema del ternario, es decir, todo el ser, idea o fuerza simbolizados por el número TRES. (Subrayado propio).

Tres es Dios, vida, verbo, luz. Esto es lo que expresa la palabra trinidad: el padre, el hijo y el Espíritu Santo. El Padre es la vida y representa el poder, la fuerza, la expansión. El Hijo es el verbo, la palabra creadora, la forma de lo que existe. El Espíritu es la luz, no es la sustancia, el ser representado por el Padre, ni la inteligencia en forma activa representada por el Hijo, sino es la propia sustancia, la propia inteligencia y la luz producida por el Poder Infinito y por la Inteligencia Infinita en acción, es por lo tanto infinita también. El 3 es el equilibrio perfecto entre la vida, el verbo y la luz.

Escogiendo ese símbolo, junto con la Escuadra y el Compás como distintivos de la orden, los primeros masones dieron prueba de profunda sabiduría y del conocimiento del valor oculto de sus significados. Los tres puntos sintetizan admirablemente la Unidad, la Dualidad y la Trinidad, esto es, el grandioso misterio del origen de todos los seres. Esos tres puntos están armónicamente juntos como Unidad en Oriente, como Dualidad en Occidente y como Trinidad en las tres Luces de la Logia, en las Luces Mayores y en las tres Luces Menores del Altar, en las herramientas que son necesaria para comprender esas verdades que nos indican todos los símbolos y emblemas que adornan nuestras logias.

El punto superior, que está hacia lo alto, representa el Primer Principio de lo Absoluto, de lo Único, es el Gran Arquitecto en el cual existen originalmente todas las cosas. Es la Suprema Realidad invisible que produce todos los seres. En él están resumidos el pasado, el presente y el futuro. Los dos puntos inferiores son la imagen de la Dualidad, los mismos dos principios representados por las dos columnas situadas en la entrada del Templo y de cuya reunión resultan todos los fenómenos del Universo. Cada uno de ellos es un aspecto diverso del punto superior, de la unidad primera y originaria, que es siempre indivisible aunque se muestre en esa doble manifestación.

El punto superior corresponde al Oriente y los dos inferiores al Occidente, pero los tres forman uno sólo. Uniendo esos tres puntos tendremos un triángulo equilátero, símbolo perfecto del equilibrio y de la verdad que resultan del conocimiento de la vida, del verbo y de la luz. Cuando el neófito ve en Oriente el Delta Luminoso, ve el emblema del ser, de la vida, en el centro del cual están las letras que forman el nombre sagrado de Aquel que ES, que existe porque SI, el Eterno, cuando el iniciado abre sus ojos a la Luz de la Verdad, no encuentra en el templo nada que se relacione simbólicamente el número UNO, porque nada de lo que es sensible puede representar la unidad. Nosotros solamente podemos percibir la diversidad, la complejidad. Nada es simple en la naturaleza, todo es complejo. La Unidad reside en lo íntimo de cada ser. Todo ser pensante tiene la íntima convicción de que es UNO, de que es una unidad, aunque esté formado complejamente por innumerables partes. Todos nosotros sentimos claramente que somos UNOS, que en nuestra manera de pensar, sentir y actuar procedemos como única persona.

Los tres puntos son también para el masón el símbolo de lo justo, de lo bello, de lo verdadero, emblemáticamente representados por las tres luces del candelabro que está sobre el trono del Venerable Maestro. El neófito debe enorgullecerse d epoder agregar su firma los famos tres puntos que representan también tres cualidades indispensables al masón: sabiduría, voluntad e inteligencia. Esas cualidades son absolutamente inseparables y deben existir en equilibrio perfecto en el masón. Si no hay armonía en esas tres cualidades tendríamos un ser monstruoso. Si él fuera solamente voluntad, será un bruto repleto de energía perso sin amor, sin inteligencia, pues la sabiduría implica el amor y el conocimiento. Si fuera solamente inteligencia, sería un egoísta, un inútil, que solamente cuidará de sus intereses, despreciando todo lo que no satisface a su orgullo. Pero si fuera solamente sabiduría o amor, sería también estéril porque sus grandes y generosas aspiraciones no serían puestas en acción por la voluntad ni controladas por la inteligencia y por la razón. En conclusión, el verdadero masón es el que posee el equilibrio, cuya amornía está representada por los tres famosos tres puntos: Sabiduría, Voluntad e Inteligencia.

El Ternario, es también motivo de profundos pensamientos para el iniciado, porque representa el nacimiento, la vida y la muerte, siempre presentes en el espíritu del masón que así normará su vida en el recto cumplimiento del deber. Simboliza la infancia, la juventud y la vejez, tres fases terribles de la vida humana en la que el hombre tiene diferentes obligacionesque cumplir y para las cuales deberá estar preparado. No olvidemos la familia: Padre, Madre e Hijo, trinidad perfecta cuyo equilibrio mantendrá también equilibrada la sociedad y cuyo desequilibrio será fatal para la colectividad humana.

Simbólicamente el Maestro de la Virtud expiró a las tres horas de la tarde, después de 33 años de vida. Tres son los enemigos siempre presentes que procuran devorar al verdadero masón: la profanidad, la superstición y la carnalidad. La primera escarneciendo los misterios de la Orden, la segunda invirtiendo el sentido de nuestros símbolos y la última volviendo al hombre semejante a los animales e incapacitándolo para los pensamientos elevados y nobles.

El Maestro de la Virtud sufrió tres violentas caídas en su marcha hacia el Calvario, a fin de mostrar a sus secuaces que el hombre, aun el más perfecto, no resistiría el peso de su cruz si no cuenta con el auxilio y la ayuda de sus hermanos. Eso viene a probar la necesidad de nuestra más completa unión para que podamos servir de cirineos los unos a los otros.

Los tres puntos recuerdan al masón que él está formado de elementos animales, vegetales y minerales y que para conservar el equilibrio de su naturaleza no debe olvidad que ante el mineral y el animal hay un intermedio indispensable, el vegetal, que debe predominar en su alimentación y en su vida, para que pueda gozar de salud y de equilibrio mental. Los tres puntos enseñan al masón que debe ser un hombre con Fe, un hombre con Esperanza y un hombre con caridad. Fe en la eterna supremacía de la Verdad, Esperanza en el cumplimiento de las leyes supremas que rigen el Universo y Caridad en el amor para con sus hermanos, hijos del mismo Padre Supremo, originados del mismo Principio Creador. Los tres puntos nos recuerdan también que el masón es un constante protector de la mujer que es Madre, Esposa e Hija, representando los tres estados de su paso por el mundo y sirviendo siempre a la creación, formación y sustentnación de la raza humana. Recuerdan también las tres razas fundamentales de la humanidad: la blanca, la negra y la amarilla que, a pesar de su conformación diferente, expresan también la unidad fundametnal del ser humano, proveniente del mismo Principio Creador, resultado del mismo poder cósmico que circunda el Universo.

Esos tres puntos también nos recuerdadn la flaqueza humana, que uno de los discípulos del Mestro de la Virtud, Pedro, lo negó tres veces jurando hasta que no le conocía; así tendrá el masón la certeza de que por grande que sea ésta no podrá nunca confiar totalmente en la naturaleza humana que está sujeta a innumerables flaquezas, debiendo por esto fortificar constantemente su volutnad y su virtud. Los tres puntos nos recurdan constantemente los deberes que tenemos con Dios, para con nuestros semejantes y para con nosotros mismos. De aquí se desprende el código moral de nuestra vida que así será siempre digna y correcta, pues El es el modelador del hombre virtuoso, bueno y prudente.

Y así llegamos al final de esta breve pieza de arquitectura sobre uno de los más extensos símbolos de nuestra Augusta Institución, pero siempre recordemos que ellos nos enseñan la totalidad de nuestros deberes y al mismo tiempo la gloria de nuestra vida de masones.

Tres logias formaron en los tiempos modernos la primera Gran Logia, y dieron origen a todo el mundo masónico en la actualidad. Los tres puntos son, por lo expuesto, un emblema maravilloso capaz de ejercer sobre nuestros espíritus la más fascinante atracción, elevando nuestro pensamiento hacia la Triada Suprema que sustenta el Universo.”[1].

Vida, verbo, luz. Padre, hijo y Espíritu Santo. Unidad, Dualidad y Trinidad. Las tres Luces de la Logia. Las tres Luces Menores del Altar. El pasado, presente y futuro. La vida, el verbo y la luz. Lo justo, lo bello, lo verdadero. La sabiduría, la voluntad y la inteligencia. El nacimiento, la vida y la muerte. La infancia, la juventud y la vejez. Padre, Madre e Hijo. Profanidad, superstición y carnalidad. Animales, vegetales y minerales. Hombre con Fe, un hombre con Esperanza y hombre con caridad. Mujer que es Madre, Esposa e Hija. Razas blanca, negra y la amarilla.

Son sólo ejemplos de triadas que imparten significado a esos tres puntos que cotidianamente encontramos en el mundo profano cada que recibimos un documento o tenemos la oportunidad de presenciar el momento en que alguien estampa su firma. Siempre me pregunté ¿Qué significado tendrán esos tres puntos?, ¿Será que cualquier persona puede plasmarlos en su firma?

Desde el aprendíz punto de vista, hoy puedo decir que ya no es igual la gracia que le encuentro a la unidad, porque es íntima e individual, aunque en ella podemos establecer un diálogo reflexivo con nosostros mismos. Que la dualidad impregna diferencia ya que tenemos la oportunidad de escuchar otro punto de vista y confrontarlo con esa reflexión que hicimos dentro de nuestra individualidad, pero la perfección y la alegría llegan cuando encontramos ese tercer elemento que permite que todo se complemente y encontremos una conclusión perfecta, una sinergia de esos tres aspectos que acabamos de estudiar.

Hoy recuerdo una conversación pasada con la V:. M:., en la cual con pasión me explicaba el significado del numero 3, y puedo confirmar que estaba en lo cierto respecto de su importancia en el ritual que como aprendíz he podido presenciar en las tenidas. Trés son las velas, los golpes que se le dan a la puerta, los principios que impulsan la logia (Libertad, Igualdad y Fraternidad), la veces que presiono la mano de mi hermano Masón para que me identifique. Ese trés, es perfecto y nos acompañará por el resto de nuestras vidas como masónes, motivo por el cual esta plancha nos permite apropiarnos de su significado, mismo que no puede simplemente resumirse o materializarse estampando los tres puntos en mi firma como signo de pertenecer a una logia masona.

Por lo que voy a escribir puedo pecar, primero, por afirmar sin conocer, y segundo, por sugerir sin antes haber indagado, pero quisiera que ustedes hermanos, dentro de su individualidad se respondieran, ¿como Maestro, pongo los tres puntos en mi firma habiendo interiorizado plenamente su significado?, ¿Soy concientes de la responsabilidad al usarlos?. Luego, como muestra de dualidad, y por la importancia del tema, debemos compartir esas reflexiones y para completar esa triada, hacer las conclusiones generales que surjan de discutir el tema.

Si en la vida masónica practicamos el significado de los tres puntos, más que un signo de identificación, son un emblema tatuado en nuestra conciencia para aceptar al otro como hermano ya que compartirmos y practicamos los mismos principios así nuestras concepciones sobre ellos sean divergentes. Estamparlos en nuestra firma, se convierte en un sello personal de principios, de integralidad humana y de capacidad de ponerme en el lugar del otro, son una garantía de que quien los usa, si bien conoce la individualidad, convive en la dualidad y vive para la humanidad como tercer elemento de ese triángulo perfecto que se forma de su unión.

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