LA CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO SAGRADO:La Constitución de una Logia



«¿Dónde te has hecho Masón?» «En el interior del cuerpo de una Logia de Masones, justa y debidamente constituida, reunida en un lugar representando el . . . . . . del T. del R.S. amueblada con el V. de la S.L., la E. y el C. junto con una carta de dispensación de alguna G.L. de jurisdicción competente autorizando el trabajo». Tal es la respuesta dada por un M. cuando se hace la pregunta.
El ha encontrado su camino dentro del Sancta Sanctorum (S.S.) del T. del R.S., y hecho mucho progreso desde que la primera pregunta de importancia fue efectuada en su primera iniciación en los misterios. Luego la pregunta vino de aquel que lo estaba apadrinando en razón de su propia inhabilidad aún para saber lo que realmente estaba haciendo: «¿A quién tienes allí?»
«A un pobre candidato que está en la obscuridad respecto a los secretos de la Masonería, y está deseoso de ser conducido de la obscuridad a la luz y de recibir una parte de los derechos, luz y beneficios de esta Venerable Logia (V.L.), erigida a Dios y dedicada a la memoria de los Santos Juanes1 como todos los compañeros y hermanos que han hecho este camino antes que él».
La consideración de estas afirmaciones ponen de manifiesto los siguientes hechos en conexión con la Logia. La Logia debe estar:
1. Justa y debidamente constituida.
2. Erigida a Dios.
3. Dedicada a la memoria de los Santos Juanes.
4. Amueblada con el V. de la S.L.
5. Poseyendo una carta o dispensación de alguna adecuada G.L.
Podría ser aconsejable aquí definir las ríos palabras: «Logia » y «Constitución», de manera que la verdadera significación puedan aparecer correctamente en nuestra mente. Una Logia es ante todo, un lugar donde se reúnen los masones, y allí se dedican al trabajo de la Obra prosiguen con la tarea de construir el Templo del Señor, y así entrar, pasar y elevarse como masón. Es especialmente un lugar para trabajar, para asumir responsabilidad y pura las actividades conjuntas de los masones reunidos pura trabajar en doble forma y bajo el correcto control.
Una Logia es también un símbolo, o una forma exterior y visible de una realidad espiritual interior. Esto es olvidado con frecuencia por el masón término medio, que se niega n reconocer su base espiritual, estando ocupado enteramente con sus implicaciones éticas. Esta definición nos hace reflexionar y nos conduce al verdadero trabajo de la Masonería mientras ella prosigue en la próxima Nueva Era, uniendo «aquello que está dentro, con aquello que está afuera», y enlazando el mundo de lo tangible y conocido con aquel de las intangibles e invisibles realidades. Los masones están enfrentados a esta terna hoy.
Ellos deben ocuparse de que aquello que está debajo y es visible esté alineado con precisión con el diseño que ha sido colocado sobre el T.T. por el G.A.D.U. Es por esta razón que el díseño sobre el T.T. es llamado una Logia por algunos grupos de MM.MM. La definición de una Logia como lugar de encuentro para los masones es una de sus implicaciones menos importantes. Es predominantemente la representación de una condición invisible, actividad o esquema; es el símbolo de algo que puede ser conocido, pero para lo cual es necesario tener una debida preparación.
Los masones no serán fácilmente admitidos en los Misterios de la Obra. Esta es una representación pictórica o materialización, de los planes de Dios para la humanidad, revelados claramente al hombre cuando es capaz de interpretarlos correctamente a través de los símbolos ricamente manifestados en el Templo, en los rituales y en los diseños colocados sobre la P.T. Esto corresponderá, por lo tanto, a una asamblea de hermanos que se reúnen en debida forma, para estudiar las verdades internas, o misterios, que —cuando se comprendan— permitirán al hombre cooperar más vital y útilmente con el propósito, divino.
La Constitución de una Logia debe entonces, conformarse a estos requerimientos, y estar en línea con el propósito interno. Este hecho esté emergiendo constantemente en la mente de los masones pensantes de hoy en día y este nuevo interés se traslada al mundo subjetivo del significado y los valoren.
Esto indica la nueva literatura masónica. Los hombres no están satisfechos con reunirse en un salón adornado con símbolos para participar en rituales curiosos e inusuales, y dedicar su tiempo, pensamiento y dinero a algo que carece de vital significación y que no los conduce a una real comprensión o recompensa, excepto la inculcación de esa moralidad, caridad, aprendizaje benevolencia y fraternal relación que permiten el nombre pasar, libre y aceptado, dentro de la Logia en lo Alto. Estas recompensas tienen su inestimable valor, pero ellas no son únicas pues son también atributos y objetivos de todos los hombres buenos, y que caracterizan la enseñanza de todas las religiones del mundo.
Algo más debe descubrirse y probarse acerca de la Masonería, si ella ha de conservar su autoridad mucho más tiempo en el corazón y la mente de los hombres. Existen casi cinco millones de masones hoy en el mundo que trabajan bajo el Rito de York o el Rito Escocés, y su inteligencia no estará satisfecha para siempre con la presentación de un ritual sin significado de verdades desconocidas. Este concepto se pone de manifiesto en mucha de la literatura especulativa del presente, y esta llevando a todos los verdaderos masones a otras líneas de pensamiento más profundo en el mundo de las ideas y del significado interno, como nunca antes. La palabra «Constitución» contiene dos inferencias vitales.
Ella proviene de dos palabras latinas: «statuere», aquello que está puesto o establecido, fijado o determinado, y «con», significando juntos o al unísono con otros, de aquello establecido o fijado. Los masones deben unir este pensamiento con el nombre de uno de los P. que se encuentra sobre el P. del T.S. Su significado es «Él establecerá ». La idea emerge de una predeterminación en la mente del Más Elevado, de aquello que debe ser establecido a través de la constitución de una Logia; este divino propósito o plan pone de manifiesto la cooperación (el establecer juntos) entre el G.A.D.U. y Sus constructores de la Obra, reunida para trabajar en una Logia.
Ello muestra la cooperación entre todos los miembros de la Logia, para esa unida formación que se necesita a fin de establecer, fijar y materializar el plan. También una Logia está debidamente constituida cuando está correctamente «establecida» la utilización de la expresión adecuada. En conexión con este trabajo de la Logia debidamente constituida y trabajando firmemente con la idea básica puede ser útil dar aquí ciertos pensamientos claves. Ellos arrojarán luz sobre todo el tema, y traerán iluminación al masón que está correctamente orientado hacia el Oriente. Las siguientes antiguas afirmaciones (dadas en el orden de su significación), pueden resultar de verdadera utilidad. Ellas no están aquí, sin embargo, dadas en el orden usualmente diseñado:
1. Que aquello que está abajo, sea como aquello que está arriba.
2. Hay un esquema, ubicado en los Cielos, al cual la humanidad debe eventualmente conformarse.
3. Tres M.M. gobiernan una Logia.
4. Cinco M.M. dan forma a una Logia.
5. Siete M.M. constituyen una Logia de Masones
6. Siete M.M. la hacen perfecta.
7. Entremos en la luz, pasemos de lo irreal a lo real, y seamos elevados a la vida.
Estos son los aforismos más importantes en la Masonería. Pero durante tanto tiempo la forma exterior de la Masonería atrajo la atención de los hermanos, que es difícil para muchos reconocer
que todo lo que poseemos hoy es una forma simbólica que en el presente constituye, aunque no reconocidas, verdades espirituales internas. El tiempo debe llegar en el que ese CENTRO del cual la PALABRA surgió —esa PALABRA que fue confiada a los tres G.M.: el R.S., Hiram Rey de Tiro e Hiram Abiff— será el centro sobre el cual todos los MM.MM. tomarán su lugar, desde donde ellos trabajan. Sólo entonces la P.P. podrá ser recuperada, y el trabajo de la Trinidad de MAESTROS ser realizado sobre la tierra.
Sólo entonces podrá ser visto el Plan en su pureza, y sólo entonces el divino T.T. podrá ser comprendido con el «ojo de la visión». Este es el «ojo único al cual se refirió el gran Carpintero de Nazareth; que, cuando esté activo, permitirá a su poseedor reconocer aquello de «todo el cuerpo está lleno de luz», el significado, masónicamente considerada, de estas palabras de Cristo es a menudo olvidada. Alguna luz sobre el símbolo del «OJO», tan bien conocido en la Obra, puede vislumbrarse aquí.
Desde tiempo inmemorial y en conexión con los antiguos Misterios las palabras, «como arriba, así es abajo» se han pronunciado, o indicado el propósito de toda la tarea masónica. En los Cielos, hay un Templo «eterno, no hecho con las manos». En este Templo preside la Deidad Triuna.
Constituye al modelo de lo que aparece sobre la tierra, o «debajo». Bajo el control de esta Trinidad de Personas, están los Constructores del Templo celestial, y ellos son —simbólicamente hablando—, siete en número.
El «Siete gobernado por el UNO y el Tres». Es por esta razón que «Tres gobiernan una Logia y siete constituyen una Logia y la hacen perfecta». Esto ha sido expresado bellamente para nosotros en las siguientes estanzas, tomadas de los más antiguos escritos, muy anteriores a la Biblia Cristiana. Ellas han sido vertidas en la siguiente forma moderna:
«Que el Templo del Señor sea construido», el séptimo gran ángel gritó. Entonces, hacia Sus lugares en el Norte, el Sur, el Occidente y el Oriente, se dirigieron con paso mesurado siete grandes Hijos de Dios y tomaron Sus asientos. El trabajo de construcción había comenzado.
Las puertas fueron cerradas y custodiadas. Las luces se aminoraron. Las paredes del Templo no podían verse. Los siete estaban silenciosos y Sus formas veladas. El tiempo no había llegado todavía para que la LUZ irrumpiera.
La PALABRA no podía ser pronunciada. Sólo reinaba el silencio entre las siete Formas, el trabajo continuaba. Un llamado silencioso se transmitía de uno a otro. Sin embargo, las puertas del Templo aún permanecían cerradas. . . A medida que pasaba el tiempo, más allá de las puertas del Templo, se oían los sonidos de la vida. La puerta se abrió y la puerta se cerró. Cada vez que se abría, un Hijo menor de Dios entraba, y el poder dentro del templo crecía. Cada vez la luz aumentaba. Así, uno por uno, los hijos de los hombres encontraron comprensión y poder para trabajar.
Ellos entraron por la puerta. Pasaron ante los Siete, levantaron el velo del Templo y entraron en la luz. El Templo creció en belleza, sus líneas, paredes, decoraciones, anchura, profundidad y altura, lentamente emergieron a la luz del día.
Desde el Oriente, una palabra surgió: «Abran la puerta a todos los hijos de los hombres que vienen de los obscuros valles de la tierra y permítanles buscar el Templo del Señor. Dénles la luz. Develen el templo interior y, a través del trabajo de todos los Obreros de Dios, amplíen el Templo del Señor, y así irradien a los mundos. Que entonen la Palabra creadora, y eleven los muertos a la Vida».
Así, que el Templo de la Luz sea traído del cielo a la tierra. Que sus paredes se levanten sobre las planicies de la tierra. Que la luz revele y alimente todos los sueños de los hombres. Entonces, que el Maestro en el Oriente despierte a aquellos que están dormidos. Luego, que el Guardián del Occidente pruebe y traiga a todos los verdaderos buscadores de la luz. Que el Guardián del Sur instruya y ayude a los ciegos. Que el portal del Norte permanezca abierto, pues allí está el Maestro invisible con gesto de bienvenida y corazón comprensivo para conducir al candidato al Oriente, donde brilla la verdadera luz. . .
«Pero, ¿por qué esta apertura de las puertas del Templo? » —preguntaron de entre los Siete mayores los Tres sentados. «Porque el tiempo está maduro; los Obreros están preparados. Dios ha creado en la luz. Sus Hijos ahora pueden crear. No hay nada más que hacer».
«¡Que Así sea!», fue la respuesta de los Tres sentados entre los Siete mayores. «Que el trabajo prosiga ahora. Que todos los hijos de la tierra continúen la labor».
El Templo en los Cielos es entonces presidido por la Deidad Triuna, y este Templo, su dirección y gobierno, su constitución y trabajo, provee el arquetipo y modelo para todo lo que acontece en la tierra. Los Constructores de este divino edificio son — simbólicamente hablando— siete en número, que son gobernados por las Tres Personas de la Divina Trinidad. Esta Trinidad de Personas, Quienes forman la Deidad manifestada, son bien conocidas en todas las religiones del mundo. No es necesario extendernos sobre Ellas.
Hay un reconocimiento universal (acordado en las tierras cristianas) de Dios el Padre, Dios el hijo, y Dios, el Espíritu Santo. Hay igualmente un vívido reconocimiento acordado en India a la misma Trinidad, conocida bajo diversos nombres, de los cuales los más familiares para nosotros son Shiva, Vishnu y Brahma. Nosotros hablamos también de Espíritu, Alma y cuerpo, y esta familiar denominación se refiere a los tres aspectos del ser humano como divino prototipo. La representación de Dios como el Tres en Uno y el Uno en Tres se encuentra en todas partes. En la Masonería, esta misma Trinidad o Triplicidad es conocida como el Más Elevado, el Gran Geómetra y el Gran Arquitecto del Universo. Su actividad unida ha traído a la existencia a la Logia Azul de los Cielos. Esto trae su inevitable reflejo, sobre la tierra.
Todas las religiones del mundo también afirman el hecho de que estos básicos Tres llevan a cabo Sus planes a través de un Septenario de Seres, Cuya energía, fuerza y actividad es la responsable de traer a la manifestación al entero universo. Estos siete son llamados por muchos nombres, siendo el más conocido para los cristianos el de «Los Siete Espíritus ante el Trono de Dios». Ellos son las mismas Entidades que «Los Siete Eones», o las «Siete Emanaciones» de la filosofía griega, cuya diferenciación nos ha enseñado Platón, delineando para nosotros Su trabajo y propósito. Son los siete Rishis o Prajapatis de la enseñanza hindú y la referencia a ellos puede verse en los muchos septenarios encontrados en la mitología, la religión y las antiguas escrituras.
Están representados para nosotros en los siete días de la semana. Los varios nombres por los cuales este septenario básico es conocido, serán reconocidos por todo estudiante de religiones comparadas. Sobre esta estructura está fundada la Logia, y sólo sobre este postulado fundamental puede trabajarse correctamente.
Desde otro ángulo de este tema, el del modo de gobierno, podría señalarse que la voluntad del G.A.D.U. se manifiesta por medio de cuatro leyes. Una ley, desde el ángulo de la naturaleza misma, puede ser considerada, espiritualmente hablando, como el intento divino de actuar en la misma forma que la intención básica de vida que todo ser humano registra en la conciencia cerebral. Esta intención constituye el poder motivador de cada acto corporal, y sobre esta vida básica, así evidenciada, será la coloración de todas las actividades principales y la cualidad del carácter.
Si esto es verdad en el individuo, es igualmente verdad en el G.M. de la Logia en lo Alto. Estas leyes pueden ser llamadas por muchos nombres, y aquí aparece la dificultad del tema. La elección de la terminología es tan amplia y la posibilidad de las muchas frases de verdades análogas es tan vasta, que es muy difícil elegir las palabras atinadas para los diferentes tipos de mente. Todo lo que se puede hacer es separar, de las muchas posibilidades, esa frase especifica de la verdad que atrae individualmente y que está en línea con el propósito básico de estos escritos masónicos.

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